Un excelente cultivo puede convertirse en un auténtico desastre si una vez cortadas las flores no reciben un buen tratamiento. Porque hasta la mejor cosecha puede perder calidad con un mal curado y una mala conservación. En cambio, una cosecha aceptable puede volverse de primera cuando hacemos las cosas como deben hacerse.
Qué es el curado
El curado es el proceso que sigue al secado. Una vez las flores hayan perdido gran parte de su humedad y al tacto se noten crujientes, será la hora de comenzar a curarla.
Lo podríamos definir como un proceso de secado más lento y reposado. Los cogollos continúan perdiendo humedad, pero una mínima parte de la que ha perdido durante el secado postcosecha.
Durante este tiempo, además, se sigue descomponiendo la clorofila, lo que da como resultado unas flores de gusto más suave y que rascarán menos al consumirlas.
Y también, los terpenos y otros compuestos se fusionan dando lugar a nuevos matices que difícilmente se llegan a apreciar sin este proceso de curado.
En definitiva, no es muy diferente al curado o envejecimiento de un vino. Nadie negará la calidad de un Gran Reserva que ha pasado 15 años en una barrica de roble, frente a un vino joven que no ha pasado por barrica.
Una hierba recién secada se puede consumir. Tendrá buen sabor y unas buenas cualidades organolépticas. Pero una hierba curada siempre tendrá aromas y sabores de mayor calidad.
¿Cómo se hace el curado?
El curado se comienza inmediatamente después del secado. Cuando las flores están crujientes al tacto y los tallos se partan en lugar de doblarse será el momento de empezar.
Para curar la hierba se pueden usar botes de vidrio, cristal, plástico o metal. O cajas de madera o cartón, siempre sin tratar con barnices o tintas.
Lo mejor es apostar por envases de calidad alimentaria para guardar cogollos para que no puedan desprender productos nocivos. O cajas de maderas nobles como el cedro.
Si los botes son reutilizables, conviene además esterilizarlos previamente los para evitar que ciertos aromas y olores residuales se puedan transmitir a las flores. Simplemente, los herviremos unos minutos en agua.
Las flores secas se introducen en las cajas o botes, sin comprimir en exceso, ya que todavía deberá circular el aire entre ellas.
Es habitual que los días sucesivos a iniciar el curado, las flores se muestren esponjosas al tacto. La poca humedad que todavía conserva la hierba en su interior, se transmitirá al exterior.
Es por ello que durante las siguientes 4 ó 6 semanas, abriremos los botes o cajas durante unos 5-10 minutos cada día. Así las flores se ventilarán y perderán esa humedad generada.
Es muy importante tener en cuenta que los grandes enemigos de los cogollos son la luz, la humedad y el calor. Así que optaremos por hacer el curado en un lugar fresco, seco y oscuro.
¡CUIDADO! Si el curado se pone en marcha con la hierba con exceso de humedad, al cerrar los botes se pueden dar las condiciones perfectas para que los hongos aparezcan. Es normal como decimos que ganen un poco de humedad. Pero si los días siguientes notas las flores muy húmedas, sácalas del bote y ponlas a secar un par de días más. |
Qué es la conservación
Tras el curado, llega la conservación. No hay mucha explicación, se trata de conservar las flores de la mejor manera para que, a lo largo de los meses e incluso de los años, se mantenga en óptimas condiciones.
En este punto ya no será necesario abrir diariamente los botes. Es más, llega a ser contraproducente por la oxidación de los cannabinoides.
Dependiendo de los gustos de cada consumidor, la humedad ideal de la hierba iría aproximadamente del 56% al 63% al momento de conservar.
Si has cometido el error de secar la hierba en exceso, o vives en un clima que no permite que de forma natural las flores bajen hasta ese rango, siempre tienes la opción de usar los sobres Boveda.
Boveda es un controlador de humedad a dos vías. Cuando se introduce en un bote con hierbas, autoregula la humedad al 58% ó 62%, dependiendo del valor que se escoja.
Si la humedad en el interior del bote es alta, la baja. Y si es baja, la sube. Es inocuo y no altera ni el sabor ni la calidad de la hierba.
Cómo conservar las flores
Podremos hacerlo en los mismos recipientes en los que hemos realizado el curado. Lo ideal, es que cuenten con cierre al vacío.
Otra opción es la de utilizar bolsas de sellar al vacío o de zip para congelar las flores. Podremos el día anterior sacar las que queramos y estarán perfectas para consumir al día siguiente.
En cualquier caso, los botes deben llenarse lo máximo posible para ahorrar espacio, etiquetando a poder ser con nombre de la variedad, fecha de cosecha, fecha de curado y fecha de envasado o conservación.
Los botes cuanto menos los abramos, mejor. Así que es preferible abrir una vez a la semana y coger la cantidad de flores que vayamos a consumir esa semana, que abrir todos los días.